Los materiales también pueden ser inteligentes. Es un futuro que, de hecho, ya está aquí.

Aunque pueda sonar a ciencia ficción, los materiales pueden llegar a adquirir propiedades muy beneficiosas para ser aplicadas, por ejemplo, en la regulación de la temperatura de una ciudad. Éste es el ejemplo del trabajo desarrollado desde la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia.

El equipo de Sidney está desarrollando un innovador diseño que ajusta las propiedades ópticas utilizadas en los materiales de mitigación de calor convencionales. Con ello están consiguiendo cambiar la cantidad de calor que reflejan o emiten dependiendo de la temperatura del aire sin comprometer la eficiencia de enfriamiento de éstos.

Estos materiales se están desarrollando en varias capas. La primera de ellas compuesta por un material de cambio de fase para modular la reflectividad y la emisividad y, a continuación, una capa fluorescente para favorecer el enfriamiento del material.

Lo más interesante del material desarrollado por el equipo australiano es que se adapta a cualquier clima. Hasta la fecha el desarrollo de este tipo de materiales se había centrado en regular temperaturas cálidas y, en este caso, también puede aumentar la temperatura máxima de invierno. Otra de sus ventajas también radica en que depende menos de la reflectividad para reducir el calor y así se evitan los deslumbramientos.

El caso de la Universidad de Nueva Gales del Sur es sin duda todo un progreso para la industria de la construcción que se adecúa a la tendencia de sostenibilidad que marca el horizonte 2050 para combatir los impactos del cambio climático. Sin embargo, no es el único.

Carrera hacia la sostenibilidad

De hecho, hay materiales como el hormigón en el que se ha generado una auténtica carrera hacia la sostenibilidad. Se trata de una tendencia que también se incluye, además del añadir propiedades nuevas a los materiales, el alargar su vida útil, reducción de su peso, favorecer su eficiencia o mejora de su reciclabilidad, entre otros.

El desarrollo de materiales inteligentes presenta un alto nivel de complejidad. Esto se debe a que debe responder a un mayor número de requerimientos para satisfacer la integración de esas nuevas funciones.

En el sector de la construcción está provocando una auténtica revolución porque la aplicación de estos materiales ofrece oportunidades muy novedosas. Así, por ejemplo, entre los más empleados actualmente destacan el aerogel, los metales que cambian de forma, los piezoeléctricos, los fluidos magneto-reológicos o las nanopartículas de carbono.

La transferencia tecnológica ha favorecido, en este sentido, al desarrollo de este camino en el que, desde Taresco, Ingeniería y Construcción, también estamos implicados.

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