La búsqueda de soluciones para almacenar energía renovable y optimizar su uso es crucial en la lucha contra el cambio climático. Una propuesta innovadora surge de la reutilización de un subproducto del carbón: las cenósferas. Estas microesferas huecas y ligeras podrían ser la clave para convertir los edificios en baterías gigantes de energía renovable.

¿Qué son las cenósferas?

Las cenósferas son microesferas de sílice huecas que se generan como un subproducto de la combustión del carbón en centrales térmicas. Su baja densidad, alta capacidad de aislamiento térmico y propiedades ignífugas las convierten en un material con un gran potencial para diversas aplicaciones.

¿Cómo se pueden usar las cenósferas para almacenar energía?

Las cenósferas pueden almacenar energía térmica, absorbiendo calor durante el día y liberándolo durante la noche. Este proceso se conoce como almacenamiento de energía térmica a corto plazo (TES).

¿Cómo se integrarían las cenósferas en los edificios?

Las cenósferas se podrían incorporar a los materiales de construcción, como el hormigón o los ladrillos, para crear estructuras con capacidad de almacenamiento térmico. De esta forma, los edificios actuarían como baterías gigantes, absorbiendo el exceso de energía renovable durante las horas de mayor producción y liberándola cuando la demanda es mayor.

Beneficios de usar cenósferas para almacenar energía:

  • Aprovechamiento de un subproducto: Se da un nuevo uso a un residuo industrial, reduciendo el impacto ambiental del carbón.
  • Eficiencia energética: Se reduce la necesidad de sistemas de calefacción y aire acondicionado tradicionales.
  • Descarbonización: Se facilita la integración de energía renovable en la red eléctrica.
  • Flexibilidad: Los edificios con almacenamiento de energía pueden adaptarse a las fluctuaciones en la demanda y la producción de energía.