Un equipo de investigadores liderado por el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC), y en el que participan la Universidad de Salamanca, la Universidad de Extremadura y la Universidad de Lorraine (Francia), ha mostrado el potencial de la encapsulación en cemento para gestionar residuos mineros que contienen antimonio, un elemento tóxico que es considerado contaminante prioritario por la Unión Europea debido a los importantes problemas ambientales y de salud que puede ocasionar. El trabajo se ha publicado recientemente en la revista Journal of Cleaner Production.

El antimonio es un elemento químico de gran valor que se utiliza en la fabricación de multitud de productos, desde teléfonos móviles hasta vidrio, por lo que su producción, lejos de disminuir, irá en aumento en las próximas décadas.

Existe una creciente preocupación por la amplia distribución del antimonio en el medio ambiente. De hecho, la estibina, que es el mineral más importante y la principal fuente comercial de antimonio, se oxida con suma facilidad y puede liberar antimonio que, por encima de ciertas concentraciones, puede contaminar suelos y aguas, causar efectos tóxicos en plantas, acumularse en ellas y transferirse a través de la cadena trófica, amenazando la salud humana y de los ecosistemas.

Para dar una solución a esta problemática, el equipo de investigadores trabaja en el desarrollo de métodos para impedir o minimizar la dispersión de este elemento tóxico. Uno de ellos es la encapsulación en cemento que, si bien no es una técnica nueva, apenas se ha explorado para el tratamiento de residuos con presencia de antimonio.

El equipo sometió los residuos a distintos procesos de cementación en el laboratorio, utilizando cemento Portland e hidróxido de calcio como aglomerante, en diferentes proporciones, determinando las condiciones óptimas.

Una gestión circular

Poder depositar este producto en vertederos es una opción para la gestión de estos residuos, pero no la única. Otro de los puntos fuertes del trabajo es que comprueba que el material resultante puede ser utilizado para el relleno de minas, ya que cumple con los valores de resistencia a la compresión requeridos. Asimismo, se ha observado que algunos de los residuos mineros estudiados tienen un gran potencial para ser empleados como sustitutos de agregados naturales en materiales de construcción.

En Taresco, Ingeniería y Construcción aplaudimos la innovación y, en este caso, al ser nuestra cuna una región minera, con más razón. Solo podemos decir a este equipo, ¡gran trabajo!