Leíamos hace unos días en El Comercio que el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo acababa de cumplir 25 años. Sin duda, una destacada efeméride a la que merece rendir homenaje.

Y es que este espacio cultural, desde que se inauguró en la primavera de 1999, ha sido un referente para el turismo de negocios en la ciudad de Oviedo y ha marcado un antes y un después para los sectores hotelero, hostelero y de servicios, que han experimentado un gran desarrollo durante los últimos años.

Sobre un antiguo depósito de aguas

El edificio fue proyectado, en una personalísima arquitectura neoclásica por el arquitecto Rafael Beca, sobre el antiguo depósito de aguas de Oviedo, del que se respetó su arquitectura original, con los arcos y bóvedas del antiguo aljibe, que data de 1846. El agua, la luz y la amplitud de espacios son las principales señas de identidad del Auditorio, uno de los edificios contemporáneos más relevantes de la arquitectura actual ovetense. Uno de los aspectos más cuidados del auditorio fue la acústica, de la que se encargó el físico catalán Higini Arau.

La polivalencia es protagonista en este espacio, lo que permite celebrar actos de muy distinto calado e, incluso, actividades simultáneas. Tiene 4500 m² de planta y 18 500 m² de superficie construida.

En las fachadas destaca el agua como elemento incorporado tanto en las fuentes del perímetro del auditorio como en las cristaleras del edificio, recordando el antiguo uso de la zona como depósito de agua.

Desde su apertura vienen celebrándose en el auditorio distintos congresos, conferencias, exposiciones, muestras monográficas, conciertos… En la actualidad, es sede de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y del conjunto de música barroca Forma Antiqva. Es además la sede anual del concierto de los Premios Princesa de Asturias.

En Taresco, Ingeniería y Construcción celebramos estos veinticinco años en los que este espacio ha puesto la nota musical a nuestra ciudad. ¡Felicidades!